En mis años de atleta en el club Els Sitges de Burjassot, tuvimos la suerte de recibir a varios atletas extranjeros. Uno de ellos era Ygor, un ucranio exlanzador de javalina, que si no me equivoco residía en Alcacer y trabajaba como mecánico. El hombre, con ya una edad, kilos de más y el trabajo que tenía, venía cuando podía y entrenaba, pero siempre me acordaré de que todos los días decía Ygor cansado, dolorido. Pues eso, Ygor y ahora Pablo también.
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